INOCENTES
CON MANOS SUCIAS
Gracias a un ciclo de la Alianza
Francesa que ponían en mi instituto, El Marqués de Santillana, pude ver otras
dos películas de ella “El Viejo Fusil” de Roberto Enrico que me gustó, y “La
Muerte en Directo” de Bertrand Tavernier que me encantó. En ese mismo ciclo
pusieron “El Círculo Rojo” de Jean Pierre Melville que me pareció aburrida,
incomprensible e infumable. Cosas de la edad y el gusto sin formar: es una obra
maestra. En la tele pude ir viendo otras de sus películas “Mi Hijo, mi Amor”,
“El Combate de la Isla”, “El Cardenal”, “El Proceso”... Del videoclub saqué la
única disponible de ella a excepción de la serie de Sisi que ya tenía más que
vistas, y que estaba allí por ser el protagonista Woody Allen. “What’s the New Pussicat?” es una divertida
locura con una magnífica canción a cargo de Tom Jones. Adquirí en el catálogo
de compra por correo de Discoplay “Préstame a Tu Marido” de David Swift en la
que se acompaña de Jack Lemmon. La película
estaba en la sección de saldos.
No mucho después se estrenó la película de Claude Chabrol basada en el guión de Clouzet. Beart era una actriz de la que había podido ver unas cuantas películas y la consideraba entre mis favoritas de entonces. Su belleza era insultante y estar casada con un feo-guapo como su coprotagonista en “Un Corazón en Invierno” de Sautet, Daniel Auteil, me hacían tenerla más simpatía. En esa época yo había visto de ella “El la Boca No” de André Techine y “La Bella Mentirosa” de Jaques Rivette (del que había visto “París nos Pertenece”, película que amaba con fervor). En los 90 más o menos podía seguir el cine contemporáneo y verlo en versión original gracias a que en mi edificio habían pirateado la señal de Canal + y junto a la programación de la 2 constituyeron parte de mi menú de cinéfago impenitente y de provincias.
La película de Chabrol me gustó de manera moderada. La vi una tórrida tarde de Julio en un cine de Santander mientras afuera, en el mundo, Indurain sentenciaba uno de sus cinco tours. No sé cuál. Fue la segunda película que vi absolutamente solo en una sala de cine. La primera había sido “Cronos” de Guillermo del Toro en los cines Arlequín de Torrelavega. Estar con pocas personas, incluso con otra persona, sí que me había ocurrido bastantes veces, pero solo únicamente en aquellas dos ocasiones. No me ha vuelto a pasar. Me daba bastante vergüenza salir de la sala tras acabar la película y pensar que les había jodido la tarde.
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